dilluns, 4 d’abril del 2011

The grammar of death (VI)

-¿Mamá?-inquirió Jimmy Crawford-. ¿Qué hacías tu escuchando la conversación entre Ruth Miller y yo esta mañana?
Estaba visiblemente enfadado, y no pretendía hacer nada para disimularlo, sólo buscaba una buena explicación.
-Me suponía que irías a verla, así que te seguí. Lo siento mucho hijo, no quiero meterme demasiado en tu vida, pero esa chica no me gusta.
-¿Ruth?
-Sí, no lo sé, me dan escalofríos cuando me mira.
-¿Qué insinuas, mamá?
-No insinuo nada, pero Ruth esconde algo.
Jimmy se disgustó tantísimo con su madre que se le regiró el estómago y se quedó sin apetito en un momento.
-¿Crees que ella mató a su propio hermano? Eso es una acusación muy grave, mamá.-advirtió el hijo.
Él no esperó a que la propietaria de la mansión respondiera y se dirigió de nuevo al comedor con todos los demás.
Por la noche, los policias encargados del caso aún no se habían marchado, así que Jimmy se acercó a ellos y se atrevió a preguntar.
Resultaba que Jake Miller, la víctima, y Charles Kray, del qual la policia ya conocía su accidente, habían patentado un nuevo invento que les daría riqueza en dinero para toda la vida. En efecto, el asesino quería hacerse con la fórmula del invento para quedarse con el dinero, pero para eso tenía que quitar de en medio a los dos hombres. El primero les había salido bien, pero en el segundo intento no había tenido tanta suerte, puesto que el disparo no había matado a Charles, sólo lo había dejado inconsciente por unos minutos.
Aquella noche, Jimmy no podía dormir, así que encendió la pequeña lámpara de su mesita de noche y se puso a leer un libro de aventuras en silencio.
Unas habitaciones más a la derecha, alguien estaba despierto también, pero se había levantado de la cama y se paseaba por el pasillo de la planta con una vela en la mano.
Jimmy cerró el libro enseguida y se fijó en el ruido que hacía alguien a cada paso. Salió de su dormitorio y empezó a seguir su mismo camino.
El hombre de la vela entró en una de las habitaciones con la puerta cerrada y Jimmy, que conocía aquella mansión como la palma de su mano, reconoció aquella cambra enseguida: era la de Jake Miller.
Una vez dentro, el intruso advirtió una segunda presencia en la estancia y se dio media vuelta asustado. Los dos se miraron con los ojos como naranjas al reconocerse: uno de los dos muchachos era Jimmy Crawford y el otro era Robert Blonde.

2 comentaris:

  1. Ara m'he perdut amb aquest Robert Blonde!

    Per cetr, la història està molt bé i enganxa de seguida però la lletra amb què escrius acaba cansant una mica, sobretot si es llegeixen dos capítols a la vegada. Només és una suggerència...

    ResponElimina
  2. El Robert Blonde és un dels nois que viu a la mansió, surt al primer capítol.Què vols que li faci a la lletra?

    ResponElimina